Debido
al devastador principio del siglo XX, con dos guerras mundiales, y una larga y
polarizada posguerra, las ciencias y los discursos académicos debieron
replantearse, olvidando el mecánico estudio descriptivo y materialista, y
dejando como protagonista y centro de todo el quehacer, al ser humano, el gran
perdedor de las guerras…
Es así como surge en la filosofía, por ejemplo, el pensamiento fenomenológico consagrado en la teoría
de Husser, y Existencialista
impulsado principalmente por Soren
Kierkegaard y el francés Jean Paúl Sartre.
Durante el mes de mayo de 1968, en Francia (llamado por la historiografía el mayo francés) es donde se pone en la palestra, en medio de convulsiones sociales y fuertes protestas, la importancia de él ser y las relaciones humanas.
La
geografía no se quedaría atrás y cada vez más se iría alejando de las ciencias
básicas (neopositivistas y marxistas – materialistas) para convertirse en una
disciplina humanística que podría
responder a los cuestionamientos que surgían de los fenómenos ocurridos en el
espacio, y que solo podían ser respondidas si se consideraba el ser y su existencia en el territorio.
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